Nota de Prensa

12.Oct.2010 / 02:45 pm / Haga un comentario

DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA

Nuestros pueblos, humildes y guerreros, demostraron al tiempo que ni la peor de las garras imperiales puede con ellos.

Foto: Agencias

 (Prensa YVKE Mundial / Shauki Expósito).  Con motivo de conmemorar un año más del día de la Resistencia Indígena, les invitamos a conocer los orígenes de cinco de los principales pueblos originarios, verdaderos dueños del suelo venezolano.

Sus costumbres, creencias y habilidades hablan por si solas de la fortaleza de nuestros amados pobladores originarios.

Wayuu

Wayúu, manos benditas para tejer, sus batas son famosas en todo el Mundo. (Foto: Archivo).

El pueblo Guajiro o Wayuu llevaba originalmente una vida nómada, y sus habitantes sobrevivían de la caza y pesca, sólo con el contacto con los pueblos blancos comenzaron a realizar la cría de ganado, desplazando a los españoles y a otras tribus en las técnicas para el cuidado de las vacas.

Las manos de los Wayuu están benditas por Dios, sus artesanías son de las más finas hechas por las tribus nacionales, y se destacan por la cestería.

En el año 1492 la tribu local arawak que incluye a los Wayuu era prospera, todos vivan en torno a su Dios «El Samán de Güere» el Samán estaba rodeado con 13 piedras algo esféricas y achatadas en su parte superior las piedras no invadían la sombra del follaje y estaban en perfecta ubicación circular al Samán de Güere, detrás de cada piedra a su vez estaba sembrada una planta de Chaguaramos que los wayuu llamaban Arawak, el Samán de Güere simbolizaba al Dios Chamán encarnado, y los chaguaramos a los indígenas arawak ante el universo. La parte chata de las piedras eran usadas para cortar la carne, triturar los huesos y extraerle el tuétano de los animales cazados, el tuétano era condimentado con el «aji chirel», y se usaba para comerlo junto a una especie de galleta redonda de yuca, hoy conocida como casabe.

Los Barí

La hermandad de los Barí los hace un pueblo difícil de vencer. (Foto: Archivo).

El pueblo Barí es el único sobreviviente de la raíz lingüística Chibcha, se encuentra ubicado al suroeste de la cuenca del Lago de Maracaibo, en la sierra de Perijá, estado Zulia. Antiguamente se les conocía como “motilones bravos”. Su población se ha calculado en unos 1520 individuos.

Cada grupo local está compuesto por aproximadamente 50 personas, que poseen hasta tres bohíos, «malokas» o casas comunales, en cada una de las cuales viven varias familias nucleares. Se establecen por unos diez años en un sitio escogido cerca de ríos abundantes en pesca, en zonas no inundables. En el centro de la maloka están los fogones, en los lados, el dormitorio de cada familia.

La distribución interior de la maloka, que es núcleo socio político, responde a las reglas de organización social. El jefe de la maloka es el ñatubai, el segundo es el abyiyibai, el tercero el ibaibaibai, y ocupan en orden la maloka a partir de la izquierda de la puerta de entrada. Para cada Barí, los otros Barí conocidos, son parientes o aliados.

Los Guajibos

Los Guajibos ágiles como niños, su territorio es un laberinto en dónde los extraños se pierden fácilmente. (Foto: Archivo).

Los Guajibos, Jivis o Hiwis son un grupo indígena que se desplazó desde Colombia hacia nuestro territorio antes de la llegada de los españoles a América. Están distribuidos en varios sectores de una extensa área geográfica, contenida en su mayor parte en los Llanos Occidentales del río Orinoco, entre los ríos Apure y Guaviare. Fuera de un pequeño núcleo cerca de San Juan de Manapiare y de movimientos migratorios estacionales hacia los estados Guárico y Barinas, en Venezuela sus comunidades se ubican al Sur, Sur-Este y Nor-Oeste del Estado Apure y en los límites occidentales de los Estados Amazonas y Bolívar, en las sabanas próximas al Orinoco, entre Caicara y San Fernando de Atabapo. Existe, además, una importante población Jivi en Puerto Ayacucho.

En su conjunto, desarrollaron formas altamente eficaces de adaptación al ambiente llanero, de suelos mayoritariamente pobres, con inundaciones y sequías estacionales y con recursos dispersos.

Adaptándose a las circunstancias de la agricultura, la caza, la pesca, la recolección y el intercambio con otros pueblos, sobrevivieron en zonas inhóspitas por siglos, pese a la Conquista. Los españoles nunca pudieron alcanzarlos en tierras que bien conocían los Guajibos pero que eran extrañas para los colonos.

Su versatilidad, movilidad y libertad ,y su capacidad de adoptar simultáneamente estrategias de supervivencia circunstancialmente, sin perder su identidad, son características culturales de los Jivis.

Los Warao

Niña Warao. Los Warao técnicamente viven sobre el agua desde pequeños. (Foto: Archivo).

Este pueblo vive eternamente montados en una canoa, a eso deben su nombre, los Warao, que significa “gente sobre el agua” son una de las tribus venezolanas más expertas en las técnicas de navegación de ríos.

De todos los pueblos originales de nuestro suelo, son la única tribu que utiliza velas para sus canoas y embarcaciones.

Se mantienen con la siembra del conuco, y recientemente se han dedicado también a producir arroz para la venta. Su alimento principal es el almidón, el cual utilizan para la preparación de varios de sus platos.

Los warao, como muchos otros grupos indígenas en el país, han sabido adaptarse a la vida moderna, y convivir con la población blanca. Es notable el hecho de que han logrado mantener su identidad y valores ancestrales aún ante el fenómeno destructivo de la globalización sin sentido.

Las creencias de los Warao son muy peculiares e interesantes. Para ellos, la tierra es un disco que flota en el mar, y el firmamento y el mar se unen formando una gran campana. Por eso llaman a la tierra “obvia”, que significa “aquello rodeado de agua”. Ellos creen además que el firmamento es como otro mar, líquido por arriba y sólido por abajo; y que la lluvia no son más que filtraciones a través de esa capa.

Los Pemón

Los Pemón conocen los secretos de la Madre Tierra, a quién cuidan y aman enormemente. (Foto: Archivo).

Al hermoso pueblo Pemón también se les conoce por el nombre de Arecuna, Taurepang, Comaracoto, y forman parte de la familia Caribe. Están ubicados en el centro y sureste del estado Bolívar, principalmente por el río Paragua y la Gran Sabana, en Guayana y Brasil.

Se trata de un grupo de tendencia demográfica ascendente, medianamente influenciado por el hombre blanco y los factores económicos que atentan contra el ecosistema de la Amazonía.

Su economía gira alrededor de la agricultura y la minería, en esta última en calidad de asalariados y explotados durante siglos.

Son un pueblo tranquilo. Amigables, simpáticos y todavía dueños de esa inocencia de pueblo de montaña, alejado de tantas malas energías de estímulos de estos días tan acelerados, aunque debemos decir que se han adaptado a ver su hábitat impregnado de turistas y curiosos, que vienen de todas las partes del mundo a ver sus maravillosas tierras. Son los cuidadores y garantes del parque nacional Canaima y La Gran Sabana.

Tienen especial culto y respeto por los ríos y los Tepuyes, para los Pemones cada afluente tiene un espíritu protector, al cual se le debe pedir permiso antes de tocar sus dominios, ya sea nadando o navegando.

Expertos en estas dos técnicas para cruzar las aguas, ancestralmente tenían puertos fluviales en casi todos los ríos que cruzan las tierras del estado Bolívar y hasta Brasil.

Verles navegar es increíble, son capaces de reconocer y recordar con tan sólo una vara y sus sentidos los obstáculos que existen en las aguas, para impedir que sus embarcaciones encallen o se hundan.

En sus tiempos libres, cuando no pescan o cazan, su trabajo con las piedras preciosas de la región, que conocen a perfección, los convierte en grandes artesanos.

Son dueños y conocedores de un gran misticismo, en su cultura se encuentran importantes aportes para los estudios actuales del uso de plantas, raíces y flores para el tratamiento de males que acosan a la humanidad.

La afirmación “comunión con la naturaleza” es algo que los Pemones llevan desde niños en la sangre.

 

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