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Antonio Peredo Leigue
(ARGENPRESS). Somos aficionados, en todas partes, a darle trascendencia a las casualidades. Octubre, por ejemplo, es un mes de revoluciones porque se recuerda la Revolución Soviética, la Revolución China y muchos otros acontecimientos. Pero el título de esta nota se refiere al 43° aniversario del asesinato del Comandante de América, Ernesto Che Guevara.
Para esta recordación, en Vallegrande, se realizará un programa de tres días, bajo el lema: “Encuentro por la paz, contra las bases yanquis en nuestros territorios”. Aquí, en La Paz, habrá un acto de homenaje el 8 de octubre, en el atrio de la Universidad Mayor de San Andrés.
Así como lo hacemos en Bolivia, se realizarán actos en Rosario, Argentina, en Villa Clara, Cuba y también en El Salvador, Ecuador, Nicaragua y muchos países más. El Che será recordado siempre. Como lo dijo un grupo de jóvenes hace más de trece años, cuando se encontraron sus restos: “No es sólo su rostro, es su ejemplo de hombre íntegro”. Ese es el Comandante de América, trasmitido en millones de imágenes, en pancartas que se portan en toda expresión de lucha popular, sin importar la bandera bajo la que se luche, como él mismo lo quiso.
Para este 2010, ha comenzado a exhibirse un documental del cineasta argentino Tristán Bauer, que obtuvo el premio al mejor documental, en el Festival de Montreal; se llama “Che, un Hombre Nuevo”. Sus autores, es decir, el director, los investigadores y todo el personal que trabajó este filme, hacen esta sinopsis del documental: “Ernesto Guevara, el Che, asesinado a los 39 años, se ha convertido en un verdadero ícono de nuestros tiempos. Su imagen, su obra y su pensamiento tienen hoy una fuerza arrolladora. El documental, construido a partir de una perspectiva íntima y subjetiva de Ernesto Guevara, subraya su continua formación, su coherencia, su particular mirada poética sobre la realidad, el estudio y el pensamiento al servicio de la acción y de la construcción de un mundo nuevo”.
Subrayemos: su particular mirada poética sobre la realidad. Que no se engañen quienes consideran la poesía como ilusión, sueño o delirio. El Che formuló el planteamiento del Hombre Nuevo, como base esencial para la construcción del socialismo. Al hacerlo, se alejó de los pragmáticos que sostenían la tesis de un socialismo construido en forma mecánica sobre la base de un bienestar económico que iba a alcanzarse después de varias generaciones. Hoy día Cuba sabe, Bolivia sabe, Venezuela y muchos otros pueblos también saben que es indispensable la formación de la Mujer y el Hombre Nuevos, para alcanzar ese objetivo.
El Che dio impulso, en Cuba, al trabajo voluntario como parte esencial de esa formación, teniendo en cuenta los aciertos y errores de experiencias anteriores en las revoluciones de Europa y Asia. Señaló como preferente el estímulo moral antes que el premio material, y tuvo razón. De hecho, los premios y bonos hacen del trabajo sólo una oportunidad para ganar algo más, pero no forma conciencia ni mucho menos visión promisoria del futuro.
Afirmó el Che, hace más de 40 años, que los pueblos de esta América debían formar una especie de juntas de coordinación revolucionaria que hiciesen posible la lucha conjunta, desde la perspectiva particular de cada país, para transitar el camino del cambio, enfrentando al enemigo común. La forma que ha adquirido esa propuesta se llama hoy día ALBA, la Alternativa Bolivariana de Nuestra América. Y seguimos en ese camino, cuando todos los gobiernos sudamericanos, sin exclusiones de ningún tipo, crearon la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) con el propósito explícito de conformar un cuerpo capaz de combatir los afanes de sometimiento de las potencias centrales.
Este octubre es del Che, como todos los octubres pasados, desde el primer aniversario de su asesinato y lo será más adelante. Hasta siempre, Comandante.
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